Hablan estas piedras, y esto es lo que me dijeron
“Lo que hablan estas piedras pardas y el silencioso ambiente que las circunda.”-Los Ayacuchos, Benito Pérez Galdós (1848-1920)
Esto es lo que reza la frase grabada en el suelo de una de las plazas más antiguas de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Está en Plaza de San Antonio Abad en el barrio de Vegueta, uno de los más conocidos de la capital de la isla. La frase está extraída de la obra Los Ayacuchos de Galdós, escrita y publicada en 1900. Recreando la compleja vida cotidiana de los españoles, esta novela hace referencia a las guerras, los intereses comerciales y los regímenes políticos a lo largo del siglo XIX.
A pesar de su importancia histórica y de su contribución en ser un testigo en estos eventos, la frase citada tiene un valor reflexivo también. Tal vez, puede ser considerado un extracto bastante poético. En medio de monumentos históricos increíbles, restaurantes, impresas de familia, gente de todas las partes del mundo y universos detrás de cada esquina, sería casi imposible saber todo lo que las piedras de la ciudad han visto.
Sin embargo, en el articulo de hoy, me gustaría tratar de imaginarlo y escuchar las palabras escondidas en el suelo de la isla.
Lo que me dijeron estas piedras
Estas piedras cuentan mitos
En la piel de la cueva
Sus palabras son gritos
Del corazón de la tierra
Bajo los pies de Castilla
Y la sombra de los barcos
Tuvo lugar la conquista
Pintando de sangre los charcos
Las oigo toda la noche
Estas piedras lloran
Con sus gotas de fantoche
Las lágrimas afloran
Me hablaron del anclaje
Y la mágica pluma
En el silencio del viaje
Y la voz de la espuma
Ellas guardan los sabores
Que ascienden del abismo
La isla y sus colores
Explotan con dinamismo
Las oigo todo el día
Estas piedras cantan
Sigo su melodía
Y el ritmo que levantan
Nunca me abandonan
En los picos a chillar
Las notas resuenan
En las olas del mar
Las oigo toda la tarde
Estas piedras gritan
La natura y su alarde
En el pulmón que nunca quitan
Conversan en el sol
Y respiran en la lluvia
Nadan en el olor
De la arena rubia
Las oigo toda la mañana
Estas piedras me llaman
Tocando en la ventana
Sus ruegas me reclaman
Son pequeñas espías
Ocultas en los granos
Sus secretos son guías
En la palma de mis manos
Las oigo todo el año
Estas piedras rezan
Esconden el engaño
De una historia que empieza